segunda-feira, agosto 15, 2011

¡Oh, es él!

Maruja Torres é uma das jornalistas e cronistas mais conhecidas e premiadas do "El País". No mundo do romance já conseguiu nos últimos anos triunfos daqueles que levam a água ao mesmo tempo ao templo da crítica e à multidão de compradores de livros. Êxito por aqui, por ali e por acolá. Como odiadora profissional de Aznar, Rajoy e de todo o PP, tem a minha admiração.
Este "romancinho", bem, foi um treino, e narra a história de uma jornalista "cor-de-rosa" que decide ir a Los Angeles entrevistar e salvar o seu idolo Julio Iglesias da calvície e de um complot internacional, o que vem a dar no mesmo. É divertido, lê-se bem, não fica para a história, é divertido, lê-se bem...




"- Y ni siquiera sé cómo se llama – se lamentó Diana cuando hubo culminado la narración de lo sucedido.
Para entonces, eran casi las três de la madrugada y Mayo del Altiplano estaba desembarazándose del disfraz de Escarlata O’Hara visitando a Rhett Butler en la prisión, que había lúcido esa noche en su actuación en el club de la sauna.
- Tenias que haberme visto – le había espetado a Diana en cuanto esta irrumpió en su habitación hecha una fúria y también hecha una pena -. Siempre he dicho que mi momento cumbre interpretativo es cuando soy Escarlata luchando por el futuro de su amada Tara. O cuando pongo a Dios por testigo de que nunca más volveré a pasar hambre, comiéndome un nabo.
- Era un rábano. Y tú eres una mala amiga.
- Amigo – puntualizó Mayo tontamente, porque solía referirse a sí mismo utilizando los dos sexos de forma indistinta.
- ¿Cóm ohas podido dejarme abandonada a mi suerte en un sitio tan siniestro?
Se desplomó en la cama.
- No te pongas trágica. Una periodista tiene que saber orientarse en la vida. Además, hubieras visto la preciosidad de culturista que me he ligado. Igualito que el último marido de la pobre Jayne Mansfield, que en paz descanse.
Diana Dial se echó a llorar. Mayo se precipitó hacia ella, se sentó a su lado desplegando el miriñaque en toda su amplitud, y la estrechó entre sus poderozos brazos.
- Cuéntame qué te há pasado.
De modo que Diana se lo dijo, sin omitir detalle.
- La verdad – reflexionó Mayo,com el buen sentido que le caracterizaba -. No sé si lloras porque no te hás corrido, o porque no vas a volver a verle.
- No, si a no correrme estoy acostumbrada – sollozó Diana."

0 Comentário(s):

Enviar um comentário